Tantos detalles sobre asuntos insignificantes

sábado, 20 de febrero de 2010

Siempre uno...

Cuando uno busca la razón y encuentra el impulso
Cuando uno quiere acallar el ruido y no llega el silencio
Cuando uno desea pasión y aparece el sórdido desfile de todo lo que uno detesta
Cuando uno busca compasión y encuentra lástima
Cuando uno quiere la vida y llega el vacío
Cuando uno desea, y los otros, sólo respiran.

¿Y qué hacer?
¿Respirar también?

O fumar, sí, fumarse los pulmones mirando. Pasivamente mirando.

jueves, 18 de febrero de 2010

Tareas

De vez en se expondrán tareas por aquí, ya que en ellas se perciben tanto prejuicios como emociones, y a veces uno anda escaso de material...

Así que, ya que sean entregadas las tareas (por evitar un plagio) serán subidas (cuando valga la pena subir una).

Ahorita se retira éste a terminar alguna. Alguna tarea.

Supón lo que quieras pues.

sábado, 13 de febrero de 2010

Entre el olvido y la memoria

Varios cigarros después. ¿Bastará con la tos para saber qué se debe hacer?

¿Dejar de fumar?


¿Alguien conoce de un parche para evitar el error?

Si es así, por favor deje un comentario que la tos me está matando.

viernes, 5 de febrero de 2010

Relatos Insignificantes #1

"Corazón," -me dijo con una mueca pícara - "¿qué te doy?"
Antes de si quiera notar aquella iniciativa, miré a los ojos del hombre (que aparentaba merodear por las cuatro décadas) y le respondí "Ajá, sí, gracias, me sirves un dry martini por favor." y despegué impulsivamente mi mirada del inextrañable maricón coctelero a favor de las señoritas que iban y venían por la pista de baile. "Esto de un maricón detras de la barra ha de espantar a los escuincles" comenté en son de broma a un señor a mi lado, quien al mirarme de pies a cabeza hizo un rictus de repugnancia y se volteó. "Seguramente el también es maricón" pensé mientras dejaba el pago por la bebida. Me desplazé hacía la pista para echarle una mejor mirada a las minas que con sus hechizos provocaban a los niños, y en algunas ocasiones, a los hombres como yo. Esperé un rato acabando a sorbos con mis labios secos al dry martini, observando a quien tomar por mujer durante algunas canciones. Por fin comencé a bailar con una chica que se había separado de sus amigas y parecía perdida baliando sola, con un aire alquitránico y arrogante (que es lo que vuelve loco a las estas mujeres) le pregunté "¿No te cansa que la música esté tan fuerte que pierdas la oportunidad de entablar una agradable y cómica conversación con quien podría ser, quizás, el hombre de tu vida?" a lo que indignada me contestó "O sea ¿qué?", sin perder el ánimo reformulé lo dicho con el mismo aire arrogante y una sonrisa adherida: "Que bendigo al cielo por este ruido insoslayable que me permite no escuchar tu boca fresa, y mientras tan sólo admirar como tu cuerpo se mueve sin actividad mental.". Claro, no escuchó ni una palabra que le dije debido a los excesos de las bocinas, pero a decir por su expresión, creyó que le dije algo agradable; después de un rato le hice notar hacía donde se habían escabullido sus amigas. Me despedí sin echar una mirada más, ya era suficiente de la farsa nocturnal.

Saliendo de la cuna de la desesperanza me dirigí al coche aparcado a unas cuadras, abrí la puerta y tomé el gabán que se encontraba sobre el asiento del copiloto. Me abrigué, y seguí caminando otras cuadras con un cigarro entre los labios, aún secos.

[una joyita por haber llegado hasta acá...
)

jueves, 4 de febrero de 2010

1:32 Febrero Cinco del Dosmil-diez

¡Qué casualidad! Me pongo a escribir en este blog casi 2 años después de que lo empecé.
¿Y en qué día? ¡El de mi santo! (Que sinceramente considero el hecho una estupidez, pero así es la fé).

Pero bueno, sí, en vez de hacer una tarea me encuentro aquí. Y será una entrada sobre lo interesante de hacer blog (¿A caso es un blog sobre blogs? ya veremos).

Seré narcisista: Escribir esto es como observar el espejo, y enfrentarte, cuestionar las acciones, poner en contraste con el pasado, con el que escribió la entrada pasada. O quizás sea por la hora a la que escribo.

¿Razón de bloguear? Desenpolvar este afán de escribir.

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