Que retumba la verdad ante el aullido de los escotes concurridos
mientras el frío de los erizos arropa el pecho aún rasgado
monotonía emocional,
y follan los corazones cautivos
y lloran su extravagante pellejo - aquella nimia necedad
Orgasmo que viola lo introspectivo,
que sean otros quienes decidan,
la consciencia despavorida que ya no bebe más,
que ya no fuma más,
que herida se ahoga entre las masas miopes;
muerta la vida se desaparece todo bajo las pequeñas lucecitas,
que vienen y van,
en desatino constante como quienes giran, envueltos en amapolas, a su alrededor.
De vuelta al cigarrito arrogante. Sí.
Tantos detalles sobre asuntos insignificantes
jueves, 4 de marzo de 2010
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1 comentario:
esos erizos...
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